Lamentablemente nuestra limitada percepción del tiempo no nos permite ver más allá del ahora. Las flechas nos obligan a avanzar en un universo cada vez más grande y que, al igual que nosotros, también tiene un fin.
Corazonada
Durante la pandemia, para darme un escape de mis cuatro paredes, desarrollé la costumbre de salir al patio a jugar con mis perritos, sentarme a meditar o leer. Este hábito me llevó a observar el cielo, sus distintos colores y degradados, las nubes, y las aves.
Una mañana de esas me levanté y salí al patio, el cielo estaba completamente nublado y dos pajaritos estaban posados sobre los cables justo enfrente de mi casa. Agarré mi teléfono, y tomé la foto.
Aquel resultado me dió una corazonada, algo había ahí, así que las semanas que siguieron me dediqué a tomar más fotos explorando sobre esta misma idea de aves y cables.
Así nacieron las tres primeras fotos de esta colección, las cuales en su momento no eran más que una corazonada. Sin embargo, en el tiempo desde que las tomé hasta ahora, he logrado encontrarles un significado, y también extender la colección.
Punto de quiebre
Muchas cosas han cambiado para mi desde esas primeras fotos, durante estos tres años he vivido muchas nuevas experiencias, bonitas y no tan bonitas, siendo una de las más intensas la muerte de Sofía, la cual en conjunto con burnout del trabajo y la universidad me llevaron a tener ataques de pánico, ansiedad y depresión, enfermedades que nunca había experimentado antes, o al menos no de manera consiente y mucho menos a esa intensidad.
Las flechas
Es muy fácil darse cuenta que el tiempo tiene una dirección y que no tenemos elección, pero que difícil es aceptarlo cuando todo lo que quisieras es poder detener y revertir.
Las flechas nos obligan a avanzar tanto como obligan al universo mismo.
En estos años más que en otros he experimentado el verdadero poder de las flechas empujándome hacía delante, obligándome a emprender un viaje en el cual no puedo detenerme.
Enfrentar la adversidad
En mi proceso para superar, rápidamente me sentí abrumado, saturado, cansado y sin fuerzas para cargar con todo.
Me refugié en la fotografía, entendí que estos sentimientos (aunque a una mayor escala) eran muy similares a los que sentía en pandemia, a los que me llevaron a crear aquellas fotos. Esa corazonada comenzaba a cobrar sentido en mi cabeza.
De manera más consiente, comencé a tomar mi ansiedad y sentimientos negativos para canalizarlos en fotos y texto. Y me funcionó excelente.
Enfrentar la adversidad es un viaje que se siente solitario la mayoría del tiempo.
Un proceso largo y complejo, lleno de redundancia, repetirse lo mismo una y otra vez para no perdernos.
Mi viaje me llevó a muchas decisiones y cambios, mi viaje me llevó de vuelta a Cables And Birds.
Resiliencia
En este tiempo he aprendido y crecido mucho. Perdí mucho, pero también gané nuevas experiencias y oportunidades que jamás imaginé tener.
Este viaje me ha hecho más resiliente, me ha enseñado a ver mi fotografía como una herramienta poderosa para enfrentar la vida y estoy muy feliz por ello.
Cables And Birds es el resultado de mi resiliencia.
Al final
Han pasado ya tres años desde que comencé esta colección, este viaje.
Comencé a formar este texto cuando una vez más mi resiliencia me llevó a Cables And Birds.
Sin embargo, esta vez quise darle un final, liberarme de la colección al igual que lo hice con esa etapa de mi vida.
Terminar la colección no significa que en mi vida ya no hay adversidades ni sentimientos negativos, estas se presentan de vez en cuando. Pero ahora podré tomar esos sentimientos, y utilizarlos para crear cosas nuevas y mejores.
La complejidad del universo hace muy difícil enfrentarlo, y sin duda estos años me lo han dejado muy claro. Afortunadamente, la fotografía me ha ayudado a sobrellevar las cosas un poco más fácil. Cables And Birds es sobre nuestro camino en el universo, sobre enfrentar y sobrellevar la adversidad, sobre la resiliencia.
